Es absolutamente necesario de ves en cuando (sino siempre) revisar nuestros planes, acciones, actitudes, para determinar que tan bien estamos haciendo el trabajo. Sino nos cuestionamos nosotros mismos, difícilmente veremos nuestros propios errores, y en consecuencia los seguiremos repitiendo con su inexorable efecto negativo en el desarrollo de nuestros planes.
Nuestra vida debe ser abordada como una empresa, puesto que quizás es precisamente la vida la empresa más exigente que hayamos iniciado. Una vida mal enfocada y mal llevada, es indudablemente un fracaso.